Qué puede hacer la Comunicación Corporativa para evitar el Tecnoestrés

En Alta Dirección, Comunicación, Comunicación Corporativa, Medios Internos 4 min.

La salud mental y el uso de internet ha sido ya un tema de numerosos estudios, sobre todo en cuanto al uso excesivo de las redes sociales y la adicción a internet, respecto de los efectos que pueden tener sobre niños y adolescentes. Existen incluso guías al respecto de su prevención. En general la mayoría de los experimentos formales realizados entre usuarios intensivos coinciden en que la adicción a las redes ocasiona problemas como:

  • ansiedad
  • depresión
  • trastornos del sueño
  • dependencia
  • FOMO (fear of missing out o temor a perderse de algo)
  • aislamiento
  • baja autoestima

De esto no hay ninguna duda. El problema es que la sociedad parece ir avanzando en sentido contrario a las recomendaciones de los psicólogos y otros expertos. Según el Estudio sobre los hábitos de personas usuarias de internet en México 2022 de la AIMX, en México habían 89.5 millones de internautas, 6.4 millones más que el año anterior, en donde el gran elemento democratizador es el teléfono inteligente, a los cuales recurren 95% de los internautas mexicanos. La penetración es alta en todos los segmentos y niveles socioeconómicos, con excepción de los más bajos. Además, 91.9% de los encuestados reportaron acceder a sus redes sociales diariamente y 95.7% reportó el uso diario de aplicaciones de mensajería instantánea. Particularmente importante: 25.2% de los internautas reportaron conectarse durante todo el día.

Pero no sólo esto: el trabajo remoto generalizado durante la pandemia y la llegada de los esquemas laborales mixtos ocasionó otro pico en el uso de medios de acceso a internet. A partir de 2020, la conexión ya no sólo es por adicción, también es por obligación.

Los investigadores tienden a estudiar este fenómeno por separado, porque consideran que hay otros caminos que llevan a este síndrome, que se ha dado en llamar Tecnoestrés. Cuando de repente el enfocar la atención a una pantalla se vuelve ya no un placer sino una forma de vivir, la motivación parece cambiar, y puede provocar rechazo intelectual, emocional e incluso físico.

Uno de los trabajos clásicos sobre el tema es el realizado en España por el Instituto de Seguridad y Bienestar Laboral en 2020. De acuerdo con éste, 42% de los 855 trabajadores encuestados en España y América Latina considera que el uso de las tecnologías les genera consecuencias negativas. El 60% considera el uso de las TIC como una amenaza psicosocial, y más del 50% reportó problemas personales por el uso excesivo de teléfonos móviles y las redes sociales.

Al parecer, de acuerdo con un artículo en Psico Network, el Tecnoestrés tiene dos efectos principales: Tecnoansiedad y la conocida Tecnoadicción. A su vez la Tecnoansiedad provoca Tecnofobia y Tecnofatiga. Los síntomas o efectos más visibles:

  • Pérdida de autoconfianza
  • Falta de motivación en el trabajo o actividades habituales
  • Baja en el rendimiento laboral
  • Conflictos en las relaciones interpersonales
  • Dificultades de memoria
  • Dificultades de concentración
  • Irritabilidad
  • Frustración
  • Ira

Ello además de las conocidas depresión y ansiedad.

Existen muchas tácticas que la Alta Dirección puede tomar al respecto. Entre ellas, el aprovechamiento inteligente de las redes sociales y medios tecnológicos, bajo la premisa de que mucho no es mejor. En particular, el área de Comunicación debe promover la adopción de políticas bien definidas en cuanto a medios digitales.

Entre las reglas que pueden verse a primera vista es evitar la duplicidad de mensajes. El correo electrónico y las mensajerías instantáneas se cruzan en algunas de sus funciones, pero los primeros son más eficientes en cuanto a jerarquización de la información y seguimiento, incluso a nivel de recuento histórico (ojo con las copias a decenas de personas). Las segundas debieran ser para mecanismos informales, y de muy rápida respuesta. Una recomendación específica: establecer políticas de uso de chats generales, por ejemplo, que no circulen por ahí mensajes que solo conciernen a dos o tres colaboradores, y evitar su uso para mensajes no directamente relacionados con el ámbito laboral. Los buenos días se dan en persona, no por vía digital.

El uso racional de los tiempos de juntas y reuniones es evidente incluso desde que eran preponderantemente físicas. Igualmente, debe difundirse el respeto a los horarios de trabajo a todos los niveles, como un factor primordial de un buen ambiente laboral. Las campañas que promuevan actividades fuera del mundo digital, tanto en lo laboral como en cuanto al entretenimiento también son recomendables, lo mismo que la difusión de un enfoque de salud mental entre los directivos y colaboradores, con el fin de sensibilizar sobre señales de alarma.

El esquema laboral mixto debiera reducir nuestro estrés, no incrementarlo. Hoy en día, incluso a nivel regulatorio, la salud mental es un factor prioritario en los centros de trabajo. Una labor prioritaria para la Comunicación Corporativa es impulsar una cultura de cuidado, prevención y detección de este factor tan relevante en la vida de las empresas.

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