El regreso de una mala reputación

En Comunicación, Comunicación Corporativa, Comunicación Financiera, Crisis 3 min.

15 de marzo de 2023. No tenía por qué desatarse una crisis bancaria en este momento, pero quién es uno para cuestionar al mercado… o a la estampida. El fenómeno del comportamiento de manada en los mercados ha sido estudiado desde hace décadas por toda clase de investigadores. Básicamente se trata del momento en que los mercados reaccionan colectivamente, en donde cada individuo asume que alguien más hizo el trabajo de analizar las tendencias, y decide que hay que unirse al movimiento urgentemente… y pues, el último apaga la luz. El fenómeno también se da al revés, cuando se desatan las fiebres del oro por determinado activo o grupo de activos.

Después de la crisis de 2008/2009, las palabras inestabilidad y banca no pueden estar muy cerca una de otra, porque los mercados se ponen de nervios. Hay que recordar que la crisis que inició con la quiebra de Lehman Brothers terminó desenterrando una práctica a la que por lo menos se puede tachar de irresponsable, si no es que abiertamente ilegal, en muchos otros bancos. Muchos resultaron tener inversiones en las famosas hipotecas subprime, que en su gran mayoría eran préstamos otorgados sin buen colateral, a personas con poca calidad crediticia, y en algunos casos objeto de una maniobra de prestidigitación que organizaba hipotecas sobre hipotecas sobre hipotecas. En fin, una cadena de malas inversiones que terminaban afectando tanto a clientes como a banqueros.

El resultado fue la crisis financiera global, de la que terminamos saliendo hasta dos años después, y unos años más en Europa. Por este mismo detalle, la noticia de las fallas en Silicon Valley Bank, Signature Bank y xxxx requirió una respuesta rápida por parte de los gobiernos de diversos países, que salieron a respaldar al sistema, resaltando que no se trataba de una falla generalizada, y que respaldarían a los inversionistas de estas instituciones.

De hecho, Europa, se había desenganchado muy bien del problema, al poner la división europea de SVB en manos de HSBC. Pero nadie contaba con Credit Suisse. De hecho… todos conocen a fondo el problema de Credit Suisse, que en los últimos 10 años se ha visto envuelto en una serie de escándalos por armar esquemas de evasión de impuestos y de corrupción de funcionarios chinos, sólo para coronarse siendo objeto de una investigación criminal por lavado de dinero del narcotráfico en Europa en 2022.

El banco suizo ha pagado miles de millones de dólares (literalmente) en multas a muy diversas autoridades de Europa y Estados Unidos, lo cual lo llevó a reportar pérdidas millonarias en 2022. A partir de entonces, ha vivido una salida de clientes, una corrida bancaria en cámara lenta, que sólo pudo ser apuntalada gracias a un inversionista de Arabia Saudita. El caso es que justamente ahora el socio árabe declaró que ya no puede aportar más dinero, por cuestiones de regulación, aunque insinuando que no era la única razón.

Como resultado, la crisis bancaria ahora viene desde Europa, ocasionando caídas mayores en las acciones del sector bancario en las bolsas globales. Ante este nuevo escándalo, los mercados miran nerviosamente al gobierno suizo, buscando que se mueva rápidamente para apuntalar a Credit Suisse antes de que cunda la enfermedad. Esto no ha sucedido este martes 15 de marzo, por lo que suponemos que las autoridades suizas ya lo dejaron para mañana.

Las autoridades regulatorias en EE.UU. y Europa han trabajado por más de una década para crear medidas que eviten una crisis como la de 2008/2009. Todo este trabajo está a prueba ahora mismo, en una crisis reputacional que afecta a toda la industria financiera global… ¿cómo iba aquello de sacar a las manzanas podridas del barril?

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