¿Cómo va el fin de la prensa escrita?

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En los últimos 10 años, la desaparición de los medios de comunicación impresos ha sido predicha y prácticamente asegurada por expertos, y aún por protagonistas como dueños y editores de medios en todo el mundo. En 2017, el consultor en marketing digital Paul Sutton afirmaba categóricamente que no habría periódicos para 2020. Igualmente pronosticaba el profesor Arturo Catalán, de la Universidad de Santiago de Chile, un plazo de 10 años para la desaparición de los diarios impresos allá por 2010. Incluso el escritor Fernando Savater se refirió en una entrevista a este fenómeno.

Hay una realidad, reflejada en la caída de la circulación de los principales diarios –que no se ha detenido–, y en el ascenso de los medios digitales como fuente de noticias. De acuerdo con el informe Digital 2022 de Hootsuite, publicado en julio pasado, que reúne las principales estadísticas y tendencias digitales en el mundo, 82% de las personas utilizan medios digitales para buscar noticias, cuando sólo 23% recurrió a medios impresos. En México, en particular, 87% de los encuestados recurrió a medios digitales (incluyendo redes sociales), en busca de noticias. Entre las redes favoritas para buscar noticias están Facebook (44%), YouTube (30%) y Whatsapp (22%).

En 2017, el consultor en marketing digital Paul Sutton afirmaba categóricamente que no habría periódicos para 2020.

¿Es esta una razón para cerrar la cortina y a otra cosa? No necesariamente. Los medios impresos siguen teniendo un alto nivel de credibilidad, como lo muestra un estudio realizado por Peter Field al banco de datos del IPA Effectiveness Awards. De acuerdo con sus hallazgos, un anuncio es recordado 1.7 veces más si aparece en un medio impreso que en uno digital (77% vs. 46%). Igualmente, la comunicación de marca es 1.8 veces más fuerte en publicidad impresa que en digital y los lectores tienen 38% de probabilidades de prestar atención a una publicidad impresa, comparados con 25% en digital. Los anuncios también resultan más fáciles de entender y los lectores son más propensos a decir que son interesantes cuando están en tinta y papel.

RAMetrics, una base de datos que prueba la efectividad de la publicidad digital e impresa, publicó en 2020 que la recordación y atención de los anuncios colocados en medios de noticias digitales e impresos había ido incluso aumentando con el tiempo. Hay algo en los medios impresos. Ahora, más que predecir su desaparición, se ha ajustado el pronóstico a la permanencia de un nicho de la población lectora de noticias, aficionada al print.

Pero la crítica a los medios impresos iba más allá. No hace mucho autores como Jeff Jarvis hablaban de la desaparición del periodismo tradicional en su totalidad. En particular este exeditor y colaborador de diversas publicaciones impresas, desde People hasta el New York Daily News, ha publicado libros como What would Google do? Y Geeks bearing gifts (El fin de los medios de comunicación de masas, un título más dramático en español), en donde plantea que la estructura, trabajo y modelo de negocios de las empresas noticiosas está destinado a desaparecer. El autor ha sido criticado por ser particularmente duro con los periodistas, a quienes culpa en parte por no darse cuenta de su próximo fin.

La propuesta de Jarvis llega a extremos de proponer la desaparición del modelo tradicional de negocio de los medios periodísticos, pidiéndoles que dejen de vender contenido y que se conviertan en algo parecido a un activista comunitario. “Si nuestro papel como periodistas consiste en ayudar a las comunidades a organizar mejor su conocimiento y a organizarse mejor a sí mismas, resulta evidente que estamos en el negocio de los servicios y que debemos recurrir a muchas herramientas, incluido el contenido, y atribuir valor a las relaciones que construimos con miembros de nuestras comunidades. Estamos en el negocio de las relaciones”, dice en Geeks Bearing Gifts.

No hace mucho autores como Jeff Jarvis hablaban de la desaparición del periodismo tradicional en su totalidad.

No es el único que piensa así: el consultor Douglas K. Smith diseñó un programa para ayudar a las empresas de noticias “a encontrar un camino hacia el futuro sostenible, enseñándoles cómo cambiar sus prácticas, desarrollar nuevos productos, llegar a nuevas audiencias e involucrar mejor a sus comunidades”. El programa Table-Stakes se ha difundido por Estados Unidos y Europa, proclamando que los medios se enfoquen totalmente en las audiencias, no sólo para informarlas, sino para ofrecerles servicios y soluciones para la vida diaria. Este tipo de enfoque, práctico y local es la fórmula que venden para un periodismo sostenible en la era digital, aseguran en la organización.

Sin embargo, el concepto choca un tanto con el periodismo de investigación, así como la cobertura de temas nacionales e internacionales. ¿Debe Los Angeles Times cerrar su corresponsalía en Washington? ¿Debe El Universal dejar de publicar noticias sobre la guerra de Ucrania y hablar más de dónde ir a comer una buena pizza? ¿Debería Reforma cubrir a fondo las sesiones de presupuesto participativo de cada delegación?

De hecho, las empresas de noticias se han defendido mucho mejor que lo esperado, incursionando precisamente en la vía digital. Algunos medios han encontrado fórmulas diferentes, que quizá involucran algo de este periodismo de servicio, pero definitivamente están tendiendo hacia las paywalls (ver The New York Times, y El Clarín aquí) y comprendiendo que no sólo basta con cobrar la entrada a los lectores que buscan calidad, sino que tienen que hacer mucho más, como conocerlos a fondo, para enfocarse en sus intereses tanto informativos como comerciales. Pedirle más datos al lector y usar esta información comercialmente a cambio de servicios que valgan la pena, eso suena a algo que haría Google.

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